
-Mi señor.-Hanako se arrollidó ante la puerta.
-¿Cómo está?
-Mucho mejor.
-¿Volverá a reunirse conmigo aquí?
-Creo que será mejor, mi señor, que vayas tú a verla.
-Muy bien.
Hanako acompañó a Genji a la habitación de Emily a través de los pasillos. Deseaba hablarle, pero estaba esperando a que él le diera la oportunidad y el permiso. Eso fue lo que hizo Genji.
-¿Qué me aconsejas?-preguntó.
-No me atrevería a darte un consejo, mi señor.
-Claro que no. Las mujeres nunca se han atrevido a aconsejarme.
Hanako le devolvió la sonrisa he hizo una reverencia.
-Está muy suceptible a causa del proyecto. Espero que puedas elogiar sus esfuerzos, aunque no sean perfectos.
-Estoy seguro de que sus esfuerzos son dignos de elogio.
-La traducción es un arte muy difícil-siguió Hanako-. No me di cuenta de cuánto hasta que comencé a ayudar a Heiko en la escuela dominical de la dama Emily. Nuestro idioma y el suyo son tan distintos... No se trata de sólo palabras, sino del pensamiento.
-Toda comunicación verdadera, incluso entre dos personas que hablan el mismo idioma, necesita traducción-sentenció Genji-. Al final, nuestros corazones deben oír lo que no puede ser dicho.
...
Y es verdad...